domingo, 25 de julio de 2010

EL SINDROME DE BURNOT


El burnout es una forma avanzada de estrés laboral que llega a desarrollar una incapacidad total para volver a trabajar y que se presenta en personas cuya profesión se basa en el trato directo con gente, como profesores, enfermeras, médicos, servidores públicos y hasta comerciantes.
Es bien cierto que existen profesiones de gran importancia social que inspiran respeto y admiración por el tiempo y las atenciones que brindan a otros individuos, tales como profesores, bomberos o personas dedicadas al servicio médico en sus diferentes vertientes, como enfermería, medicina general y urgencias.
Sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XX se ha encontrado que este tipo de actividades, junto con rasgos particulares de la personalidad, exponen a las personas a una forma especial de estrés que puede resultar devastador, el llamado síndrome de burnout (quemado) o de desgaste.
Se ha deducido que médicos, psicólogos, asistentes sociales, profesores, policías, bomberos, guardias de cárcel, comerciantes y personal encargado de brindar atención al público se encuentran expuestos a este problema de estrés debido a que se ven involucrados durante largas horas en los problemas y preocupaciones de las personas con las que se relacionan, y en las que es cotidiano enfrentarse a factores sociales desfavorables como pobreza, violencia o muerte.
Este padecimiento fue descrito por primera vez en 1974 por el psicólogo clínico Herbert Freudemberg, quien trabajaba en una clínica para personas con problemas de adicción en Nueva York (Estados Unidos). El especialista observó que al cabo de un año, la mayoría de los voluntarios sufrían ansiedad, depresión, progresiva pérdida de energía hasta llegar al agotamiento, desmotivación en su trabajo y agresividad hacia los pacientes, de modo que lucían o manifestaban sentirse "quemados" o "fundidos".
Casi al mismo tiempo, la psicóloga social Cristina Maslach, estudiando las respuestas emocionales de los profesionales "que trabajan con personas" o "de ayuda", calificó a los afectados de sobrecarga emocional o síndrome de burnout como gente con profundo agotamiento emocional, insensibilidad hacia los receptores del servicio, falta de realización personal y una serie de problemas psicológicos, nerviosos y dolencias físicas que mermaban su rendimiento.
Paulatinamente, el empleado dedicado a servir a otras personas se da cuenta de que "algo" no funciona en su trabajo, y llega a pensar que el problema es un fallo a nivel organizacional, de modo que se ve invadido por un sentimiento de impotencia y fracaso por no poder cambiar las cosas, a la vez que sufre ansiedad, depresión e incluso cree que tiene problemas físicos debido a dolores de cabeza y musculares.
En ocasiones los afectados consideran que con el paso del tiempo o un par de días libres se solucionará el problema, pero no es así, ya que el desarrollo de este síndrome es cíclico: después de una baja laboral temporal, el afectado suele incorporarse a su puesto de trabajo con ganas de empezar de nuevo, pero la situación y los problemas con que se encuentra son los mismos y descubre que nada ha cambiado.
Finalmente, se estima que en 5% a 10% de los casos la sensación de cansancio y desgaste se vuelve permanente, de modo que el padecimiento avanza a su fase crónica, misma que se caracteriza por cambios de conducta negativos en los que el trabajador se comporta "a la defensiva": evita las tareas estresantes, incrementa su consumo de alcohol y tabaco, discute airadamente con sus compañeros o comienza a tratar a las personas solicitantes de servicio en forma distanciada, rutinaria y mecánica para no comprometerse con nadie. El desgaste llega a ser tal en estos casos, que puede presentarse incapacidad para volver a laborar en este tipo de actividades.
Los principales síntomas del síndrome de burnout, agrupados en categorías, son los siguientes:Agotamiento emocional,Falta de realización personal,Deshumanización,Manifestaciones físicas: las mismos que en otros estados de estrés: cansancio, malestar general, dolores de cabeza y espalda, insomnio y alteraciones gastrointestinales y del ritmo cardiaco (taquicardias),Mentales, Persisten los sentimientos de vacío, agotamiento, fracaso o impotencia; también son frecuentes nerviosismo, inquietud, dificultad para la concentración, sentimiento de persecución, baja tolerancia a la frustración y agresividad en su núcleo familiar, problemas de conducta: pueden iniciarse conductas adictivas; aumenta el consumo de café, tabaco o alcohol, e incluso se incurre en el uso de drogas. También son notables ausentismo laboral, bajo rendimiento personal, distanciamiento afectivo y frecuentes conflictos con los compañeros de trabajo.